Innsbruck

Llegamos a la capital del Tirol un gélido día de marzo.  Pasamos la noche en un aparcamiento cerca de la localidad de Hall in Tirol, a unos 10 km de Innsbruck, y decidimos llegar a la ciudad en bicicleta para evitar las típicas complicaciones de entrar en autocaravana en una urbe.  El frío no impidió que disfrutáramos de un precioso trayecto a lo largo del río Eno, atravesando campos escarchados y rodeados de montañas nevadas.

El palacio imperial de Hofburg

Sin embargo, la primera impresión que tuvimos de Innsbruck, no fue muy buena, ya que los alrededores urbanos de la ciudad no son muy bonitos que se diga.  Sin embargo, al acercarnos al centro histórico, esta percepción cambió por completo.

Aparcamos al lado del palacio imperial de Hofburg, uno de los lugares emblemáticos que visitar en esta ciudad.  Este edificio fue construido en el siglo XIII y ha sido la sede de la familia imperial de Austria durante siglos. En la actualidad, el palacio alberga varias exposiciones y museos, incluyendo el Museo del Tirol y el Museo del Ferrocarril de Tirol. En la visita al palacio podrás explorar sus impresionantes salones y habitaciones, y aprenderás la historia de la familia imperial de Austria y la ciudad de Innsbruck.

Centro histórico de Innsbruck

Después de la visita al palacio, nos dirigimos al centro histórico.  Una de las cosas que más disfrutamos al conocer una ciudad nueva es visitar su centro histórico, y el de Innsbruck no nos decepcionó.

Esta encantadora zona de la ciudad está llena de edificios medievales y barrocos, calles empedradas y tiendas y restaurantes locales.  Entre las principales atracciones del centro histórico de Innsbruck se encuentra el Ayuntamiento de Innsbruck, conocido por su famoso Tejadillo de Oro. Este impresionante edificio del siglo XV cuenta con una serie de arcos de piedra y un techo de cobre adornado con figuras de piedra tallada y relieves de oro.

Otra atracción importante del centro histórico de Innsbruck es la Catedral de San Jakob, una impresionante iglesia gótica del siglo XIV que cuenta con una impresionante fachada y una cúpula dorada. Los turistas pueden visitar la catedral y apreciar su arquitectura y su historia durante una visita a Innsbruck.

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